La obesidad es una enfermedad porque el exceso de adiposidad (grasa) causa alteraciones en el funcionamiento del cuerpo, lo cual genera impacto en la morbilidad y mortalidad de la persona que vive con obesidad. Además, por definición, una enfermedad debe ser diagnosticada por un profesional de la salud, tiene una o varias causas, trae consigo signos y síntomas, y requiere un manejo o tratamiento específico. Todos estos criterios se cumplen en la obesidad.
No obstante, un diagnóstico adecuado es complejo e integral, ya que no puede realizarse únicamente con base en el índice de masa corporal (IMC), pues este no indica la cantidad o funcionamiento de la grasa ni su localización, por lo que no proporciona información sobre complicaciones de salud, únicamente indica el tamaño del cuerpo de la persona. Lo seguiremos utilizando para fines específicos, pero no es el único criterio.
Quienes estamos a favor del reconocimiento de la obesidad como enfermedad sabemos que podría ser el primer paso para acceder a tratamientos eficaces con el fin de detener la creciente prevalencia y las implicaciones socioeconómicas asociadas, ya que permite dimensionar la gravedad de la situación y la pertinencia de un cambio.
Además, reconocerla como enfermedad, podría ayudar a reducir el estigma, la discriminación, el sesgo de peso y el sentimiento de culpa, así como permitir la implementación de estrategias y políticas públicas oportunas, y poder exigir la capacitación necesaria de los profesionales de la salud en torno a la obesidad y su tratamiento.
Esta es una colaboración con el Dr. Michael Crotty y My Best Weight.
Referencia: Luli M, et al. The implications of defining obesity as a disease: a report from the Association for the Study of Obesity 2021 annual conference. EClinicalMedicine. 2023 Apr 6;58:101962. doi: 10.1016/j.eclinm.2023.101962.

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